Km 410-3650 - 'Pare, mire, escuche'. (Parte 2/2)

Lago Mascardi, Parque Nacional Nahuel Huapi. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Km 2110-3650. El Foyel-Viedma. 7 de junio de 2017.

Siguiendo la consigna que nos fue resumida y brindada en la parte final de este viaje, lo que hacemos es precisamente parar, mirar y escuchar, cada vez más a conciencia. Lo venimos haciendo sin necesidad de decirlo, sin saberlo y sin proponérnoslo, simplemente dejándonos llevar por lo que cada instante requiere y siendo coherentes con esos sentires. De esta manera ciertos lugares los pasamos de largo sin remordimientos, de otros partimos porque ya era momento o algo resulta incómodo, y en otros nos quedamos más de lo imaginado. Casi nada lo sabemos de antemano, por el contrario, es la incertidumbre y el vagar placenteramente lo que nos guía con nuestros ojos cerrados a las expectativas pero, por esa misma razón, confiados. Y se van sucediendo las sorpresas gratas, que por si fuera poco abren las puertas a otras experiencias que no considerábamos ni remotamente.

Todo esto también está diciéndonos algo. Será que el vivir en su forma más amplia se trata de este tipo de cosas, de dejar de controlar y de prever tanto y hacer como si fuera un viaje a pie por cada día de vida, por cada circunstancia que nos rodea y cada sentimiento que, inevitable, debemos atravesar.

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Salimos del camping al mediodía. Villa Mascardi es en donde primero nos detenemos, cuyo lago homónimo está a unos metros al costado de la Ruta 40. El tiempo es soleado aunque hay un viento frío que molesta un poco y agita las aguas y las piernas. Estamos solamente el rato suficiente para mirar el paisaje, caminar un poco por la orilla y sacar algunas fotos. La consigna: pare, mire, escuche, y rápidamente métase al auto para aplacar el frío y seguir. Partimos hacia San Carlos de Bariloche.

Lago Nahuel Huapi, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
San Carlos de Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

La llegada a la ciudad se hace lenta. El tráfico es cada vez mayor a medida que vamos entrando y llega un punto en el que notamos que más que tráfico hay un gran colapso de vehículos y gente. Es lógico, la ciudad tiene una población estable de más de 110.000 habitantes (se habla hasta de 140.000) y el turismo aporta una buena cantidad de otros miles, todo en un emplazamiento urbano limitado por montañas y lagos. Llegamos también en un momento en donde hay obras en construcción en una de las entradas a la ciudad y en una arteria principal del centro, por lo que se hace por momentos muy tedioso el trasladarse de un lugar a otro sea en el Volky o sea caminando.

Pero qué importa, después de todos estos kilómetros de rutas y geografías cualquier inconveniente se hace pequeño sea cual sea la situación. Es un placer estar aquí, y además visitaremos a una amiga, Patricia, que nos invita a su amplia y hermosa casa por cuatro días. Por supuesto que aceptamos, y el hecho inesperado de pasar más días en Bariloche nos abre las posibilidades para visitar otros destinos que ni siquiera contemplábamos. La incertidumbre que sigue regalándonos lo mejor que tiene. Así que luego de pasar esa tarde y noche en la ciudad, al día siguiente salimos a hacer el Circuito Chico, un recorrido súper conocido del lugar.

Lago Moreno, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Circuito Chico, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Bahia López, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Bahía López, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Incluso dentro del circuito salteamos algunas partes. En todo caso damos un paseo tranquilo en el Volky, a veces paramos para sacar un par de fotos o para solamente mirar, y escuchar. Encontramos un lugar con una pequeña costa sobre Bahía López, ideal para pasar un buen rato al sol tomando mates y disfrutando del ir y venir del agua, entre algunos arrayanes y demás vegetación. Ahí estamos un par de horas todavía más tranquilas que la ya tranquilidad que nos invade. Cerca de las 20 volvemos, llenos de ese vacío mental que se parece a la felicidad. O que lo es.

Río Minero. Neuquén. 2017 © Leo Micieli

Con base todavía en Bariloche, se nos empieza a delinear la idea de ir hasta el Lago Traful, un lugar en principio descartado por supuesta falta de tiempo y porque había que desviarse de la ruta, precisamente hacia el lado opuesto. Pero así son las cosas, de muchas formas menos como uno las planea, aunque lo interesante es que siempre terminan saliendo mejor de lo planeado.

Villa Traful está a unos 100 km desde donde estamos, ya en la provincia de Neuquén, pero haremos el circuito completo terminando de bordear el lado sur del lago, trayecto que va por las rutas nacionales 40, 231 y 237, y la provincial 65, y que a la vuelta atraviesa parte de la Ruta de los Siete Lagos. La vuelta completa son 240 km.

Lago Traful. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Lago Traful. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Lago Traful. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Lago Traful. Neuquén. 2017 © Leo Micieli

Sin dudarlo ni un segundo, coincidimos con Marisol en que el Lago Traful es el punto más alto hasta ahora, y que será muy difícil superar. Las circunstancias lo han hecho así también, el día es soleado y agradable, no hay viento, el agua es ideal para meterse y parece un espejo, por supuesto que los mates a la orilla y la tranquilidad y belleza naturales terminan de conformar el cuadro de situación. En verdad hubo muchos puntos altos en este viaje, y quedan otros por recorrer, pero el cenit de esta travesía está acá.

Tanto fue el impacto de felicidad que nos dio que al volver veíamos lugares como Villa La Angostura, Lago Espejo y otros que los pasamos de largo casi sin mirarlos. Apenas un par de paradas en el camino y nada más. No hay, sin embargo, nada de qué arrepentirse. Viajar también es tener la libertad y el lujo de visitar o no visitar lo que a uno le parezca.

Lago Correntoso. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Volvemos entonces, como si el Volky fuera un planeador. No hay prisa, tenemos todavía más lugares que ver al día siguiente. Antes de volver a nuestra base pasamos por casa de Romina y Walter, tomamos unos mates y programamos un asado para mañana. Los amigos son el paisaje que acompaña siempre.
Ruta Nacional 231. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Vista del Cerro Catedral. Neuquén. 2017 © Leo Micieli
Neuquén. 2017 © Leo Micieli

Nos queda un día más en la ciudad. Además de un asado, que será a la noche, habremos de ver a dónde ir en el día. Por recomendación de Romina y Walter es que decidimos ir hasta la Cascada Los Alerces, también en el curso del Río Manso antes visitado, río que nace en el Cerro Tronador y desemboca en el Océano Pacífico. Ahí vamos.

Río Manso, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Se accede por Ruta 40, y luego por las provinciales 82 y 81. Está cerca, a solamente 60 km de la ciudad. Al igual que la gran mayoría de lugares a lo largo de la travesía, se llega por camino de ripio a veces más consolidado y otras muy irregular y pedregoso. El Volky, sin embargo, ya ha probado su valía, por lo que no hay vehículo 4x4 que nos haga amedrentar. Será a ritmo más lento pero con determinación, toda una prueba de carácter. Nos encontramos nuevamente con el Río Manso, que en este segmento de su curso es realmente manso. Pero resulta que hay una cascada un poco más adelante, así que su denominación se ve alterada por la brusca y hermosa caída de agua a sólo unos metros de donde estacionamos.
Río Manso, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Cascada Los Alerces, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Río Manso, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

El recorrido del lugar es corto a través de un sendero de no más de 200 metros que bordea el Río Manso y en donde hay un mirador hacia el salto de agua del río y la cascada. El sonido del agua cayendo varios metros se siente fuerte, y ese respeto que genera el poder del agua produce un efecto hipnótico entre ires y venires del curso del río. Como ocurre con el fuego, frente al cual podríamos quedarnos horas únicamente mirándolo. Sin duda mejores opciones que quedarnos mirando la TV, que también hipnotiza pero con otros propósitos.

Al volver nos vemos obligados a esperar unas horas en el puente que cruza el río, donde hay un emplazamiento de Gendarmería. Sucede que el primer tramo de acceso a la cascada es el mismo que el que va al Cerro Tronador, y el tránsito por el angosto camino de tierra puede ser un problema, por lo que hay horarios de entrada y salida. Esperamos, entonces, a orillas del Río Manso nuevamente. No faltan los mates, un chapuzón y un atardecer tan tranquilo como el agua frente a nosotros.

Ruta Nacional 40, Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Bariloche. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Atardecer tranquilo, hasta llegar a la ciudad...

Hoy es el último día. Desde que salimos persiste la pregunta sobre qué ruta tomar a la vuelta. Hay dos posibilidades: ir hasta Neuquén Capital y tomar la Ruta 22, asfaltada y en buen estado aunque muy transitada por vehículos livianos y pesados, o tomar la Ruta 23, sobre la Línea Sur por donde tiene también su recorrido el Tren Patagónico, con 200 km de ripio en estado desconocido para nosotros pero más corta y casi sin tránsito. Esta última tiene el agregado de ser más corta y de poder pararnos sin ningún problema a contemplar el paisaje. Recorre además muchas localidades que sería interesante ver. Una de ellas, Clemente Onelli, un pueblo que tomó notoriedad en los '90 a raíz de una conocida publicidad de telefonía de Carlos Sorín, el gran cineasta autor de 'Historias mínimas'. Cabe el riesgo de quedar varados en medio de la nada con el Volky, pero viene probando confiabilidad en todo momento, no vamos a dudar de él ahora. Tomamos entonces la Ruta Nacional 23.

Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Por recomendación de Romina y Walter es que nos decidimos por esta ruta, que arranca en Dina Huapi y llega hasta que la corta la Ruta Nacional 3, a pocos kilómetros de San Antonio Oeste. Está realmente muy bien consolidada y es suficientemente ancha para circular sin problemas. En rigor, el primer tramo hasta Ingeniero Jacobacci no es completamente de ripio, hay algunas partes perfectamente asfaltadas y señalizadas y otras aún en construcción pero transitables. Son unos pocos segmentos cortos pero que dan un descanso cada tanto. Es una constante ver maquinaria y obreros trabajando en ella por lo que seguramente en un tiempo estará toda habilitada.

A medida que avanzamos a una velocidad entre 40 y 90 km/h cuando más, la geografía se hace dinámica y da la impresión de que quienes están quietos somos nosotros y lo que se mueve es el entorno. Nada nuevo desde que Einstein hablara de relatividad y marco de referencia, pero sentirlo es diferente a la teorías de la física. Pasan mesetas, cerros, mucha tierra y desierto, campos con algunos animales y algún que otro asentamiento o estancia alejados de todo. El sol es abundante y el viento también. Un par de veces nos encontramos con algún conductor y su vehículo detenido al costado con el capot abierto. Lo que más teme un viajero. Ofrecemos ayuda, sacando pecho por lo noble que ha sido nuestro compañero Volky, cruzamos algunas palabras y seguimos, confiados y sabiendo que en Patagonia nadie queda al desamparo.

Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Si bien ya es la parte final del viaje, aún así es algo que nos da placer hacer ya que la ruta de por sí tiene su encanto, además de que no volvemos por el mismo lugar donde vinimos sino otro muy distinto, y la dosis justa de adrenalina se mantiene constante viendo y esperando qué aparecerá a la vuelta de cualquier curva. Solamente a partir de San Antonio será la ya conocida Ruta Nacional 3. Nos dedicamos a observar el paisaje, las pocas personas que vemos y lo mucho que cambia la fisonomía en cada parte de un minuto a otro, siempre dentro de los rasgos característicos de la geografía. Así que de esta forma vamos pasando por pueblos y lugares, y cada tanto hacernos a un lado de la ruta, tomar algunas fotos, estirar las piernas y seguir. Aparecen en el camino las localidades de Los Juncos, Pilcaniyeu, Comallo y...

Pilcaniyeu. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Comallo. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

...y Clemente Onelli. Aquí es imperativo detenernos. No sólo es el lugar de una conocida publicidad. Su director, como ya decíamos, es Carlos Sorín, autor de 'Historias mínimas', 'Bombón, el perro', 'Días de pesca' y varias otras, quien ha hecho de la Patagonia el escenario de casi toda su filmografía con sus relatos simples y bellos. Además, tanto en la publicidad como en algunas de sus películas ha tenido algunos pequeños roles Sabino, quien fuera por entonces sargento ayudante en el pueblo y es en la actualidad el lonko (jefe comunal) de una comunidad mapuche.

Entramos con la idea de encontrarlo y charlar con él, pero un paisano nos dice que ya no vive ahí y que ha vuelto a su lugar de nacimiento, en Colán Conhué. De paso nos cuenta que ya han instalado una nueva antena para celulares y que ahora están conectados otra vez, porque el teléfono público de la famosa publicidad hace rato no funciona... Atendiendo a los tiempos que corren, podría ser una buena noticia, pero ¿realmente será tan así? ¿Toda esta modernidad no vulnera lugares como éste? A juzgar por el entusiasmo con que este paisano lo cuenta, pareciera que es una buena noticia. Lástima que la cara visible y referencia de este pueblo en los '90 no la pudimos encontrar. Le deseamos a Sabino que esté teniendo una buena vida.

(https://www.youtube.com/watch?v=gI7WB8Ll620)

Clemente Onelli. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Antena de telefonía celular, Clemente Onelli. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Fin ruta de ripio, Ingeniero Jacobacci. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Línea Sur. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

En Ingeniero Jacobacci damos por finalizada la ruta de ripio que nos sacudió hasta el alma. No tanto, salvo algunas cortas etapas está muy bien consolidada y perfectamente transitable. Momento para estirar un poco las piernas y alimentar al Volky. Nos quedan 620 km y la tarde va cayendo, aunque nada hay que nos apure, solamente un posible cansancio y las ganas de sacarnos un poco de tierra del cuerpo. Por lo demás también la ruta asfaltada está prácticamente libre de vehículos, algo que se agradece por la tranquilidad que da evitar el tráfico a altas velocidades.

Es justamente saliendo de Jacobacci cuando intersectamos las vías del Tren Patagónico y nos encontramos con la cruz que da título a este post.

Con las ruedas ya sobre el asfalto, seguimos camino. Ciertos lugares como Maquinchao son atravesados por la ruta, con su respectiva entrada y salida, por lo que no debería resultar algo complicado. Pero, resignificando una frase de Charly García: la entrada es fácil, la salida, vemos. Pero lo logramos después de preguntar a un vecino. Nos encuentra ya el atardecer. Iremos constantes y tranquilos por esta ruta maravillosa.

Maquinchao. Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Que este viaje esté llegando a su final no quiere decir que no se reserve más sorpresas, y de esas que no hay forma de prever.

Ya en la oscuridad de la noche estamos con ganas de tomar algo que no sea mate y aporte frío y azúcar. Pensamos en parar en el siguiente pueblo, Sierra Colorada. Al entrar buscando un kiosco vemos que hay mucha gente en las calles, un animador y un escenario. Es el Campeonato Provincial de Esquila 2017 que se celebra en el lugar. Nos quedamos, pues, a ver y aprender un poco de este oficio y de sus técnicas que son las que se miden en la competencia. La gente es muy amable, como siempre, y nos explican en qué consiste el certamen. Se disponen los participantes y las ovejas sobre el escenario y comienza la tanda. Al final se lanza la lana a un contenedor y se juzgan la técnica y la calidad de ésta. Hay un ganador del campeonato, que dirige unas palabras al público agradeciendo entre otras cosas que su padre le haya enseñado a ser esquilador. Todo es seguido atentamente desde sillas y un palco ubicado en el lugar.

Satisfechos con el lindo momento, ahora sí empezamos la última etapa del viaje hasta el punto de donde salimos: Viedma.

Campeonato Provincial de Esquila, Sierra Colorada. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Viedma. Luego de 3240 km llegamos. Hay un malestar, el de querer seguir y viajar la vida entera, como dice la canción de Pedro Aznar. No es posible por el momento, pero nadie nos quita lo bailado. Quedan los infinitos momentos que ninguna cámara ni letra puede capturar. En esta limitación técnica reside precisamente lo hermoso de la fotografía.

No es hasta que, recorriendo las instantáneas tomadas, notamos la inscripción en la Cruz de San Andrés: 'Pare, mire, escuche'. Ahí, cuando ya habíamos parado, mirado y escuchado, y estábamos haciendo un repaso de la experiencia de todos los días y caminos que dejamos atrás, una sorpresa post travesía, el bonus track que sintetiza el viaje y da una herramienta esencial para los que vienen, que serán muchos, y para cualquier situación de esta vida. A estas alturas tenemos más que claro que casualidades no existen, ni en el menor detalle siquiera. Por supuesto, tampoco es casualidad haberlo notado una vez llegados. Nos sirve de recordatorio, algo que en el momento no vimos justamente porque es más importante haberlo visto más tarde, cuando verdaderamente ya hemos parado, mirado y escuchado. Y aprendido a hacerlo.

Pare, mire, escuche. Al tren, cuando pase, es mejor esperarlo al costado de la vía. Y el tren pasa más de una vez.

Ruta Nacional 23. Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Marisol (07/06/2017)
Placer de placeres redescubrir este lugar mágico para mí, a través de la novedad de tu mirada y las chispitas en tus ojos. Gracias. Por el tronco de Bahía Civetta; las noches del Futalaufquen; los tábanos en el Rio Minero; los ronquidos en Epuyén; las lenguas violetas de moras de Danis; las charlas en francés con William y su familia; la berreta cerveza de frambuesas; las risas con Walter, Romi y los niños; las charlas copadas con Pato; los heladitos de Jauja; el pedacito de Rio Manso color vino; el chapuzón en el Hess; las estrellas de la ruta... Paramos, miramos y escuchamos juntos, y todo se hizo nuevo. Te quiero mucho!

Leo Micieli (07/06/2017)
Y la lista de momentos para recordar es tan inmensa que harían falta páginas y páginas para describirlas. Gracias a vos, porque viajar por estos lugares que conectan con lo mejor que tenemos es un regalo, y haberlo disfrutado juntos le agrega colores, sonidos y todo tipo de sensaciones a esta experiencia, experiencia que llevo como gran aprendizaje. Gracias por tan lindas palabras y por lo que das. Te quiero mucho también! :)

Hugo (08/06/2017)
Espectaculares fotos y muy sentido relato, Invita a parar...mirar...escuchar. Felicitaciones!!!

Leo Micieli (08/06/2017)
Hola Hugo, muchas gracias! Eso es lo hermoso de los viajes, que dejan mucho más que paisajes y momentos en la memoria. Abrazo grande!!!

Julio (11/06/2017)
Bueno Leo , que bueno y apasionado tu relato , realmente has logrado transmitir perfectamente tus vivencias y ubicarnos en el terreno a quienes hemos tenido la oportunidad de leerlo y también de haber recorrido algunos parajes de los que mencionaste , seguramente el progreso traerá cambios en esos lugares , es bueno que te quede en la retina lo visto en este viaje . Pare , Mire , escuche. Un abrazo

Leo Micieli (11/06/2017)
Gracias! Algunos de esos lugares ustedes los conocieron y saben lo que son. Me alegra que les gustara el relato, es imposible transmitir todo en palabras así que al menos una partecita. Y lo aprendido es tal vez lo más importante de este viaje y de cualquier viaje. Abrazo grande.


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