Km 3650-4190. Puerto Madryn - Puerto Pirámides - Isla de los Pájaros

Puerto Madryn, Chubut. 2017 © Leo Micieli

Km 3650-4190. Puerto Madryn-Puerto Pirámides-Isla de los Pájaros. 23 de julio de 2017.

Para aquellos ciento sesenta y dos galeses su norte también estuvo en el sur. Esta placa de bronce está fijada al suelo a unos metros del monumento que conmemora su determinante llegada a tierra inhóspita y remota, hace un siglo y medio, cuando todavía no se llamaba Puerto Madryn. Torcieron la brújula y el mapa, y con ello la inercia de un presente que no deseaban. Buscaron otra cosa, quizás no habrán sabido qué exactamente, o cómo, pero les bastó saber que deseaban algo mejor, y que lo habría, porque siempre lo hay. Todo esto hace recordar que los destinos de lugares y de vidas se eligen, una y otra vez, todos los días.

Mayo es el mes de una nueva partida. Comienzan a hacerse más persistentes los fríos, los días cortos que se vuelven aún más cortos en estas latitudes y las rutas aún más largas por el mismo motivo. Como las estaciones, se cierra una etapa a la vez que se abre una nueva, más arriesgada si se quiere, aunque la idea de riesgo sea producto del cálculo mental, siempre de raíz imaginaria y probable, y no tanto de la realidad concreta. Lo elijo así, sin saber qué sucederá siquiera al instante siguiente, a la manera de los ciento sesenta y dos galeses, con el sur siendo mi punto cardinal de referencia.

Las Grutas, Río Negro. 2017 © Leo Micieli
Las Grutas, Río Negro. 2017 © Leo Micieli

Ya había estado en Las Grutas aunque en un tiempo muy diferente. Ahora es incluso difícil encontrar gente por las calles, negocios abiertos o movimiento de algún tipo. Todo parece estar quieto, latente, hibernando a la espera de que lleguen nuevamente los calores. Se oye el sonido de los albañiles construyendo o refaccionando, algo de tránsito y el oleaje del mar con su característica música, pero todo como lejano, como si no proviniera del lugar. Se han ido los visitantes y habrá que aguardar varios meses hasta que vuelvan. Una fiesta de verano que ha terminado al amanecer dejando los ecos de la euforia, y donde ahora sólo queda ordenar y preparar todo hasta la próxima fiesta, en la temporada que viene.

Será una corta estadía aquí, solamente de paso hasta la próxima parada ¿Hacia el sur o hacia el oeste? ¿Y qué lugar? Me enteraré una vez que suceda. Mientras tanto camino por la playa y las calles con inusitada tranquilidad. Se ve una familia en el medio de un claro en la costa. El guardavidas estará en playas de otros lares o en su casa. El paisaje está menos alejado de lo que habrá sido en otro tiempo.

Estación YPF, Ruta Nacional 3. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Asoma nuevamente la Ruta 3 hacia el sur. Pasa Sierra Grande a los costados, con una breve parada previa para llenar el termo con agua caliente y seguir hasta la entrada de Puerto Madryn sobre una estación YPF. No hay intención de entrar a la ciudad a pesar de la invitación del amable conductor que me lleva. Lo único cierto por ahora es que pasaré la noche en esta misma estación hasta el día siguiente, a merced del fuerte viento que sacude la carpa. Uno propone y el viaje dispone, así que mañana veremos qué me es sugerido.

Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Es el día siguiente luego del mediodía. La sugerencia, si así se le puede llamar, fue estar en Puerto Madryn, en pleno centro mirando al mar, como el indio que también mira hacia allá en el monumento que está en Punta Cuevas. Se esfumó la idea de seguir por la Ruta 3 hacia más abajo, será más adelante, tal vez dentro de unos días, semanas, o más.

Gira la moneda y no importa si resulta cara o ceca, uno siempre gana.

Banderas de Argentina, Gales y Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

El reencuentro con esta ciudad luego de la profética visita durante una tarde de verano vuelve a dejar buenas sensaciones, ahora con los latidos citadinos más calmos ya que es temporada baja pero con el ritmo habitual que aportan los aproximadamente 100.000 habitantes. Reencuentro que además viene con invitación a Puerto Pirámides e Isla de los Pájaros, en la Península Valdés, gracias a Julio y Rafaela, personas que he conocido apenas pisado aquí. Serán también días de conocer a mucha gente de diferentes ámbitos, días de escuchar y tocar mucha música, de aires costeros y largas caminatas, de emociones en toda su gama. Una ciudad que percibo abierta y dinámica aunque tranquila, hermosa como el mar que la bordea, aunque también con aquellas cosas típicas de cualquier ciudad, que mientras más grandes más vulnerables a los desequilibrios.

A poquito de llegar viajamos a Puerto Pirámides. Después habrá tiempo para recorrer mejor Puerto Madryn.

Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Un cartel a la entrada anuncia: Municipio No Tóxico. Es una buena señal, y es aún mejor que así lo siga siendo. Da la impresión de llegar a un lugar un tanto marciano y remoto a medida que se recorre la bajada de la ruta hasta el pueblo de algunos cientos de habitantes, impresión que es mayor al andar un poco por los cerros y la playa donde llaman la atención las conchillas de infinita edad y número que están incrustadas en todo el suelo y el material que forma el terreno. Hay mucha historia y prehistoria a la vista en este lugar, una de las tantas caras de un pasado llegado hasta el presente. En mi primer post me referí a la cualidad de origen del mundo que tiene la Patagonia, y lugares como éste lo reafirman. Pareciera que la piedra fundacional de la Tierra está aquí, en esta vasta y ancestral geografía, y que seguirá estando.

Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli

El sol también es vasto al llegar, al igual que el frío viento. Ambos compensan sus energías, y caminar por los alrededores, subir algún cerro y dejarse envolver por el entorno hace más intensa la sensación de naturaleza en la piel.

Puerto Pirámides es un lugar muy pequeño, en pocas cuadras se encuentra la Policía, el cuartel de Bomberos Voluntarios, la única estación de servicio, la planta de desalinización para agua potable, algunos negocios de regionales y almacenes varios, y los vecinos que aquí viven. No es necesario comentar la paz que habita el pueblo.

Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Planta desalinizadora, Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Cerca, a unos 5 km, hay un mirador hermoso y una lobería. Y más viento. Casi no se entiende cómo los lobos marinos pueden saltar tan alegres a aguas tan frías y con este viento que cala los huesos y nos vuela. Comentario de humano, del cual la fauna podría burlarse con todo derecho. Al atardecer, durante el rato que estamos hasta congelarnos vemos con relativa cercanía a estos animalitos y algunas aves desde lo alto, y los rayos del sol filtran un naranja que pega en los paredones junto con las olas. Se me figura una metáfora de la Patagonia, territorio golpeado y formado por inclemencias climáticas y geológicas, y luego históricas, políticas, sociales y económicas. Humanas, a fin de cuentas. Pero en pie, dando muestra de carácter y de sabiduría.

Mirador, Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Lobería, Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Lobos marinos, Puerto Pirámides. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Este viaje fue corto y hubiera llevado más tiempo recorrer la Península de punta a punta, aunque fuera someramente. No faltarán oportunidades en otro momento, pero por ahora debemos irnos, no sin antes pasar unas horas por la Isla de los Pájaros, que tiene una historia muy particular con un, o mejor dicho, dos protagonistas: Antoine de Saint-Éxupéry y el Principito.

Isla de los Pájaros. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Quienes hayan leído 'El Principito' sabrán que la fotografía de arriba no puede ser de otra cosa más de que un elefante dentro de una boa. Está ahora un poco aplastado el elefante, al parecer el ofidio ya lo ha digerido en buena parte. Saint-Éxupéry fue, además del autor de esta conocida y bella novela, un pionero de la aviación argentina, gran y heroico piloto que voló por la Patagonia y que se unió a la Resistencia Francesa durante los años de ocupación nazi. Fue finalmente derribado por la Luftwaffe en el año 1944. Al margen de su apasionante vida, y aunque no esté demostrado, se dice que Antoine se inspiró en la forma de la Isla de los Pájaros para realizar el dibujo del elefante y la boa en su novela. Prefiero pensar que la historia sobre su inspiración es cierta, más allá de que la figura de la isla (que en rigor no es una isla, en marea baja se une al continente) es demasiado parecida al dibujo, sumado a que Saint-Éxupéry anduvo por estos lares, los cuales además amaba.

Si bien pequeño y sin mucho más que mirar, este lugar es lo suficientemente lindo para dedicarle un buen rato a disfrutarlo ya que además hay instalaciones más que acordes, nuevas y limpias, un recinto desde el cual observar la isla y un guardafauna que nos atiende mejor que bien explicándonos los avatares del lugar, de la fauna, de los peligros que encierra el mar y de las víctimas que se ha cobrado, entre otras cosas. Aunque sin la historia de Saint-Éxupéry y el Principito, que baña de romanticismo el lugar, no sería lo mismo.

Guardafauna, Isla de los Pájaros. Chubut. 2017 © Leo Micieli

De nuevo en Puerto Madryn. Las mañanas comienzan más tarde y son frías. Sin embargo, con la costa mirando al este dan ganas de salir a esperar el amanecer, resistiendo un poco el viento que cuela el frío aún con varias capas de ropa encima. El ritmo de la ciudad no la hace colapsar, y mucho menos tan temprano. A lo lejos se ven las embarcaciones como juguetes en el horizonte, siempre hay personas haciendo ejercicio a orillas del mar o simplemente cavilando sus pensamientos con la mirada hacia el sol que sale, como lo estoy haciendo yo ahora. Sobre la avenida costera comienzan a abrir los negocios, la gente camina hacia sus trabajos sin apuros. Hay un muelle, personas pescando o paseando sus perros, visitantes, algún estudiante que prefirió la natural calma del mar antes que el tedioso colegio. Doy un paseo por ahí y charlo con un amable pescador y su esposa durante casi dos horas. Parece que nadie se hace problema, como el manso oleaje que sencillamente viene y va.

Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

En cierta forma es una ciudad multifacética. La mezcla de culturas de fuerte impronta como la mapuche, la galesa, tan distintas y distantes, tan marcadas, también la impuesta por las conquistas ajenas y propias, la convierte en un caleidoscopio que según como gire da una imagen diferente y a veces fundida como una aleación. Se refleja en todo, en la arquitectura, en las costumbres, en los rostros de la gente con los rasgos de sus antepasados.

Culturalmente activa y desestructurada, no se perciben los aromas de solemnidad que suelen rodear estos ámbitos. El Museo de Arte sobre la costa puede volverse en lugar de reunión de percusionistas de oficio o por gusto, y tocar todos juntos haciendo casi estallar las paredes, entre cuadros, fotografías y el personal del mismo museo. En otra parte, sobre la última bajada al mar, una enorme casa aloja un café-bar, un salón de exposiciones, una peluquería, un patio con mesas y churrasquera, música, pintura y bastante más. Esto por sólo nombrar dos lugares. Pareciera que todos dedican un tiempo de sus vidas a alguna actividad artística. Y si no es artística, seguramente es algo que incluye arena, agua salada y aire libre.

Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

El sol y las temperaturas incluso agradables se diluyen en agua en los días de junio. El inicio de la temporada de ballenas en Puerto Pirámides se atrasa una semana, y luego más. Un temporal que afecta de múltiples formas a tres cuartas partes de la Patagonia también se abate sobre la ciudad, en donde el agua parece provenir desde las tres dimensiones del espacio. Se tuercen las ramas de los árboles por el agua y el viento, las calles y veredas desbordan de barro y se parecen a ríos turbios que desembocan en la costa, a los vehículos más altos les cuesta avanzar en ciertas partes. A veces la lluvia es fina y se siente en la cara como miles de aguijones, a veces es más gruesa, y cruzar una avenida sin mojarse desde los pies hasta la cabeza es casi imposible.

Al cabo de unos días todo empieza a normalizarse, dejando un frío bien patagónico.

Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli
Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

La recorrida por estas localidades del Golfo San Matías y sobre todo del Golfo Nuevo deja un sabor a vuelta a pesar de que no ha habido en esta oportunidad ballenas ni mucha fauna de mar salvo algunos lobos marinos y pingüinos. Razón que, más que afligir, alienta a volver, tanto sea como viajero o como residente. Hay numerosos factores que influyen en los gustos por los lugares y cada persona tiene el suyo. Los puertos aquí descriptos son, a gusto propio, más que interesantes lugares para venir tantas veces como sea, tantas como para quedarse también. Su cercanía es además un buen motivo, y las características tan contrastantes entre ellos los hace todavía más atractivos.

Sin embargo este viaje sigue y seguirá. Vendrán tierras más frías, caminos aún más largos, paisajes más agrestes. No alcanzaría una ni varias vidas para estar al menos un poco en cada lugar de esta Patagonia, aunque hacerlo viajando en esta vida, a flor de piel, buscando quién sabe qué como aquellos ciento sesenta y dos galeses, es por demás una hermosa manera.

Puerto Madryn. Chubut. 2017 © Leo Micieli

Federico (12/08/2017)
Leo!!! siempre es un placer leer tus relatos, me causo mucha gracia lo del elefante dentro de la boa porque hace poco lo encontré leyendo documentación en linea de unos programas de linux (si si, nada que ver, pero los programadores no puede evitar su faceta nerd) copio textual la salida de la ayuda del comando en cuestión (aptitude es programa de linea de comando, solo texto, básico para la adminitracion de linux, el dibujito no se si se va a ver bien porque lo armaron con caracteres) debian:~# aptitude -vvvvv moo

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debian:~# aptitude -vvvvvv moo What is it? It's an elephant being eaten by a snake, of course.

Leo Micieli (13/08/2017)
jajaja! Hola Fede, gracias! En el ámbito de la programación también está el Principito parece, me reí con tu comentario! :D Abrazo grande para allá!


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